miércoles, 21 de septiembre de 2016

La maternidad en tiempos de Maduro

Mientras atravieso mi séptimo mes de embarazo, en imposible no condolerme con la situación que viven mis congéneres venezolanas, también embarazadas.

La tecnología permite que las comunidades se encuentren según sus vivencias. Y hace muchos años las mujeres embarazadas comparten sus experiencias en plataformas virtuales. Allí, gestantes de todo el mundo exponen sus inquietudes, miedos y alegrías.

Pero hay un común denominador en las publicaciones de madres venezolanas. La desesperación. Una desesperación demasiado auténtica, porque no está siendo contada ante una cámara de televisión de izquierda o derecha, como han dividido a los medios en Venezuela para restar credibilidad a las noticias. Aquí, las mujeres embarazadas hablan así, entre amigas, descargando toda su frustración ante una situación que no terminan de entender.

Mientras embarazadas de otros países publican mensajes titulados: "Tengo miedo al parto" o "¿Cuándo hacer el Baby Shower?", por ejemplo, madres venezolanas publican mensajes con encabezados como: "¿Saben donde puedo comprar el kit de cesárea? El hospital no lo tiene"; "¿Dónde compro insumos para el parto? Me deben inducir el parto para tener cama y médico"; "¿Dónde consigo pañales?".

Aquí les dejo algunos mensajes de estas madres publicados en los foros de "Baby Center" la segunda y tercera semana de septiembre de 2016.

Nombre de usuaria: ClaudiaIsa08
"Es extremadamente difícil estar aquí. Temo por la vida de mi hija en el momento del parto. La calidad de los hospitales es horrible y te piden que lleves todos los insumos que vas a necesitar. Me preocupa la vida de mi nena, porque me van a hacer cesárea y tengo que conseguir hasta las bolsas de basura y el cloro. No tengo pañales, no tengo leche... no tengo nada".

Nombre de Usuaria: Desa: 9184
"Lo poco que se encuentra es muy costoso... hasta las medicinas prenatales. Y en el caso de los exámenes médicos, es ya imposible pagar una ecografía o análisis de laboratorio... es carísimo".

Nombre de Usuaria: Gabiigutierrez01
"Mi doctora dice que la única manera en la que puedo tener un parto natural es induciendolo, porque si me dan dolores tarde, en la clínica ya no me atenderían porque ya no reciben emergencias en la noche".

Nombre de usuaria: Akay
"Esto es tan injusto. Mi prima tuvo una bebé y nació con soplo en el corazón, debía ser operada lo antes posible. Cada día mi familia salía a pedir ayuda a las instituciones y en las calles, para conseguir los insumos para la operación, porque los hospitales venezolanos no hay nada. Ayer la bebé sufrió un paro fulminante".


Estar embarazada no es una enfermedad, dicen las abuelas, y es cierto. Pero no se puede negar que una mujer embarazada necesita de cuidados especiales.

Atención médica gratuita, dotación de vitaminas o suplementos, controles periódicos, bono de maternidad y cobertura del parto son algunos de los beneficios de los que gozamos las mujeres gestantes tanto en Bolivia, como en Europa (donde me encuentro ahora), derechos que parecen una utopía para las futuras madres de Venezuela.

Se dice que existe un sólo lugar donde estarán seguros nuestros hijos... nuestros vientres. Allí tienen una corta estadía, pero es la más segura e importante de sus vidas. ¿Qué hace una madre cuándo la inoperancia política amenaza hasta su propio útero?



miércoles, 14 de septiembre de 2016

El desnudo a través del tiempo

El desnudo es tan antiguo como lo es la humanidad. Según los creacionistas el hombre apareció desnudo sobre la faz de la tierra y así caminaba plácidamente, sin conocer la vergüenza. Hasta que su osada compañera, también desnuda, le dio la fruta del conocimiento y ambos sintieron vergüenza. Entonces se cubrieron.


Los evolucionistas también remiten que anduvimos desnudos, aunque al inicio estábamos recubiertos de pelos. Luego los perdimos y sentimos frío. Esto nos llevo a utilizar las pieles de los animales para cubrirnos. El Homo erectus habría sido el primero en confeccionar sus propias prendas, hace más de 1,5 millones de años.


El desnudo juega un papel preponderante en la historia. Fue señal de humillación en los castigos, desde antes de los tiempos de Cristo. Fue un referente del arte en el siglo XVI. Fue un emblema de lucha hasta hace poco (o tal vez lo es aún)... Cientos de marchas de mujeres desnudas se registraron los últimos años con diferentes reivindicaciones, qué van desde una protesta política hasta la exigencia de todos sus derechos.


En pleno siglo XXI, mostrar mi cuerpo desnudo, si es lo que quiero, parece ser el punto máximo de autonomía sobre mí misma y el ejercicio pleno de mi sexualidad. Y si es así, ¿por qué nos produce indignación ver a una joven fingiendo placer entre cueros de sillones?


Aquí se juega otro factor. La pornografía. Para que la pornografía tenga éxito tiene que tener un factor. La degradación. Mientras más degradación hay, más "placentero" tendría que ser el efecto de la producción. Por eso, en la pornografía el acto sexual está reducido a su nivel más bajo. No hay empatía ni respeto por la pareja sexual.


Pero la pornografía no solo abarca a parejas teniendo sexo. Sino también a personas solitarias como una figura de objeto sexual. Hombres, pero sobretodo mujeres que con eróticas poses, impulsadas por expertos productores, invitan a toda una audiencia a imaginar un momento de placer con ellos y ellas donde la degradación es el disfrute.


Y ahí surge la indignación. La autonomía desde el ejercicio de la sexualidad desaparece cuando ya no es decisión propia del protagonista. Sino, es una cuestión de mercado. En el caso de la modelo de los muebles Corimexo (campaña 2016), una vez que existe un contrato, ella no hará lo que le plazca con su cuerpo, sino, lo que le plazca al productor que está usando su cuerpo para vender un producto. Ella debe obedecer "cánones del mercado sexual" que están destinados a ofrecerla como un objeto. Un objeto que mientras más degradado se presenta más "placentero" resulta.