martes, 11 de septiembre de 2018

La estupidización de la mujer


Últimamente las mujeres no somos ni culpables ni responsables de nada de lo que hacemos, solo por el hecho de ser mujeres. Somos, según nos muestran nuestras "defensoras", como unos entes sin voluntad que el sistema maneja. Si nos desnudamos para una publicidad no es culpa ni decisión nuestra... es culpa del sistema patriarcal y machista que nos demanda aquello. Si envenenamos a cuatro hijos no es culpa nuestra, es culpa de nuestro marido que se fue a beber el viernes y no regresó... además ya venía con sus maltratos. Si resultamos embarazadas y no queremos estarlo el Estado debe hacerse cargo (a pesar de ser una responsabilidad privada, tan nuestra como de nuestras parejas).

La pobre mujer que el mercado cosifica:

Si bien es lamentable que el mercado masculino exija mujeres cada vez más "perfectas" y más desnudas para promocionar sus productos, ninguna mujer esta obligada a complacerlo. Hay mujeres que en su derecho deciden realizar ese tipo de trabajos. Cada quien tiene en sus manos el poder de elección y el de evaluar el costo- beneficio de quitarse o no la ropa. Las modelos que deciden desnudarse ante un lente no son víctimas de nada, sabrán ellas el porqué de su decisión y hasta quizá se complacen de sus trabajos, no lo sabemos. De una u otra forma, han tomado una decisión autónoma igual que aquella que se quita el brasier para marchar por sus reivindicaciones. Porque en cualquier caso quitarse la ropa es un acto de rebeldía, aunque las motivaciones sean diferentes.

La pobre mujer que asesina a sus hijos:

No hay un dato oficial de cuántos de estos casos se registran en Bolivia cada año. Pero sabemos por los reportes de prensa que no son pocos. Mujeres que deciden envenenar, ahorcar o ahogar a sus hijos ante el abandono o el maltrato del padre para luego intentar suicidarse o hacerlo... La justificación es casi siempre la misma "la mujer sufría maltrato" o "estaba desamparada". No hay maltrato que justifique tomar los pequeños cuerpos de tus hijos y agredirlos de muerte. Quienes somos madres sabemos lo que duele hasta ver que los pinchan para vacunarlos ¿cómo es posible adoptar una posición tan bestial y victimarlos con nuestras propias manos porque tenemos un marido irresponsable? Se necesita mucho más que ser víctima de violencia para realizar tal acto... se necesita sangre fría e indolencia. Por supuesto no justifico al marido. Pero como siempre, el castigo no cae en el agresor sino en sus víctimas.

La pobre mujer que tiene un embarazo no deseado:

En este punto evidentemente hay que ser más delicados. Los embarazos no deseados suceden, son una realidad y existirán aún  (como consecuencia también el aborto). En este caso la mayoría de los estados tiene por obligación intervenir y pagar la interrupción de la gravidez... Entiendo que el tema sea tratado como un asunto de salud pública para evitar muertes maternas en abortos clandestinos... ¡legítimo!... Pero ojo eh... los embarazos no se producen por contagio ni por una enzima en el aire que respiramos. Es producto de un acto y los seres humanos debemos comprender que nuestros actos tienen consecuencias . Aunque aquí no hablaré de culpas, sí hablaré de responsabilidad y un embarazo es responsabilidad o irresponsabilidad de mujeres y varones ¡AMBOS! Cada quien hágase cargo al menos de su 50% de participación. (Por supuesto excepto los casos de violación).

No señores. Las mujeres no somos estúpidas. Tenemos voluntad, poder de decisión y sobre todo capacidad de hacernos cargo de nuestras  decisiones. Como seres pensantes somos también imputables si cometemos delitos y si nuestros actos acarrean consecuencias, pues también somos capaces de asumirlas.



Texto: Claudia Campanini
Foto: Imagen extraída del corto de Frederic Doazan.

martes, 7 de agosto de 2018

El periodismo activista

En algún momento de mi vida fue un apasionante pasatiempo para mí coleccionar revistas antiguas. Por cinco bolivianos, cada una, compraba en el mercado Lanza ejemplares de segunda y tercera mano de las décadas de los 60, 70, 80, y 90. En sus páginas veía algo más que la pura banalidad de revistas de moda como lo eran Cosmopolitan o Vanidades... Aquellas páginas amarillas, con olor a añejo, qué sabrá Dios a quién le habrán pertenecido antes, me hacían viajar en el tiempo e imaginar la vida de las mujeres que fueron antes que nosotras.

Nuestras madres y/o abuelas son sobrevivientes a tiempos realmente machistas y humillantes dentro de sus propias casas, en especial en los sesenta y setenta. Machismo promovido o reflejado por las esferas comunicacionales. Recuerdo, en especial, un artículo que hablaba de como ser una "buena esposa", el manual aconsejaba no reír demasiado fuerte en un restaurante en compañía de tu marido, no hacerle muchas preguntas cuando llega cansado del trabajo, esperarlo siempre arreglada y plancharle las camisas sin dejarle dos rayas. Los temas sexuales estaban reservados para mujeres casadas y se tocaban con extremo pudor.

Entre tanto, gallardos modelos posaban en fotografías publicitarias fumando un cigarrillo. El hábito de fumar se vendía como un plus de seguridad y hasta sensualidad... hombres "viriles" con botas, sombreros y la leyenda de Marlboro adornaban los artes publicitarios. En la página siguiente un dibujo de una escuálida mujer de vestido y cintura de avispa era la imagen del último electrodoméstico o producto alimenticio. Estaba claro que para estos medios, y por ende para sus lectores, el lugar del hombre era el trabajo o la calle y el de la mujer era la casa.


Me interesaba mucho ese fenómeno porque lo veía con los ojos de hoy. Si un día los medios te persuadían para estar en casa y ser una mujer "bien portada" después empezaron a hablarnos de nuestra liberación sexual y laboral, además de la obligación social y moral de abandonar la labor doméstica. Si un día los medios te vendían la imagen de sensualidad detrás de un cigarrillo, años después eran capaces de publicar artículos sobre lo desagradable de este hábito y te hacían saber que era una falta de respeto con el entorno y un atentado contra la salud encender un cigarrillo en público. Esos mismos medios informaron de la muerte del hombre "Marlboro" por problemas pulmonares... hombre que décadas antes promocionaban.

Eso hizo que me pregunte  ¿Los medios cambian a la sociedad o la sociedad cambia a los medios? ¿Cambian los medios o sólo informan lo que saben que la gente quiere oír, leer y ver?

Hoy sucede el mismo fenómeno, pero a la inversa. A varios medios les falta sólo declarase abiertamente feministas y gritar ¡muerte al macho! ¿Están los medios influenciados por grupos feministas o los medios los están influenciando? Sospecho que simplemente están bailando al son del que toca el más fuerte y en este momento el feminismo es una fuerte tendencia.


Pondré dos ejemplos claros de grandes e importantes medios de comunicación: El País de España y CNN Chile.

El periódico El País compartió un vídeo en Twitter sobre el "hembrismo" con el encabezado "Las personas que cuestionan el  feminismo, es decir las personas machistas...". Me sorprendió que un medio de tal peso y prestigio se prestará a este juego activista. El juego de señalar a quien discrepa con la causa como una persona cuestionable. No es necesario ser machista para no sentirse parte del movimiento feminista o cuestionarlo.

Este es un método muy conocido políticamente, en nuestro país se usó reiteradamente en los primeros años de gobierno del MAS, si acaso alguno observaba algún procedimiento masista de inmediato el presidente y sus colaboradores lo tachaban de derechista, vendepatria, neoliberal, etc. Así se utilizó la técnica de dividir a los ciudadanos en patria y antipatria. Todo lo que hacía el oficialismo lo interpretaban como amor a la patria... todo aquel que se oponía era un traidor a la patria. Tras 12 años de desgaste gubernamental ya no es tan fácil alinear al pueblo de esta manera, pero aún se intenta aplicando la noción de "racismo". Todo lo que hace el presidente, por deshonesto que sea, es explicado por el oficialismo como "la reivindicación del indio". Todo aquel que se opone es por lo tanto racista.

Y en esta gran nación que es el mundo ¿Qué nos hace patria y que nos hace antipatria? ¿Qué nos hace fieles a la causa y qué nos hace traidores? ¿Por qué se nos impone una causa?  Al menos para el periódico El País si no eres feminista... eres machista... entonces más vale que te vayas alineando.

Otro ejemplo es el "lenguaje inclusivo". Hace un par de meses una jovencita argentina sorprendió dando una entrevista en la que cambiaba la "o" de los plurales por la "e", así hizo referencia a "todes les diputades". Al ser cuestionada sobre la naturalidad con la que daba este discurso explicó que se trataba de un lenguaje inclusivo, ni masculino, ni femenino... neutral.

Lo realmente asombroso fue la repercusión en los medios que informaban sobre el nuevo "lenguaje inclusivo" como si la jovencita fuera una docta de la lengua y una palabra autorizada para cambiar nuestro idioma. En adelante cuando se escribía sobre esta forma de comunicar se titulaba haciendo referencia al lenguaje inclusivo, sin utilizar comillas... como si ya fuera un hecho normado su aplicación. La Nación de Argentina titulaba "¿Qué es el lenguaje inclusivo y por qué algunos lingüistas están a favor?", y "El lenguaje inclusivo también llegó a los hogares". 

La RAE se pronunció en varias ocasiones haciendo saber que cambiar la "o" por la "e" no era correcto, y que por ahora el masculino es el genérico en plurales. Los grupos feministas le declararon la guerra la institución tricentenaria e incluso la vicepresidenta del gobierno español le pidió un informe sobre el uso de lenguaje inclusivo aplicado a la constitución de España... los medios no dejaron de hablar del uso del lenguaje inclusivo. CNN Chile fue más lejos y tituló "Todes deben aprender: ¿Cómo hablar lenguaje inclusivo?".

Sinceramente no creo que los medios de volvieron feministas. Sino que aquí se aplica la frase del novelista francés Honoré de Balzac: “El periódico es una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere.” Sí, las feministas quieren ese tipo de contenido y los contrarios comentan ese tipo de notas. Entonces mientras tu contenido genere repercusión "está bien".

Me imagino que algún personaje dentro de 30 o 40 años desarrollará la manía de comprar periódicos antiguos y seguramente se sorprenderá con la manera de informar que se usa hoy. Quizá para entonces el paradigma sea otro y los apasionamientos de los medios también. El baile mediático dependerá de la melodía que suene entonces.

Claudia Campanini.






miércoles, 25 de julio de 2018

Abrir las piernas


Vengo a reivindicar un milenario acto de amor: el acto de abrir las piernas. La expresión "si vas a abrir las piernas, cuidate" da a entender que todo lo que nos pasa a las mujeres como consecuencia del sexo nos lo tenemos bien merecido por haber tenido el atrevimiento de "abrir las piernas". Abrir las piernas es por lo tanto sinónimo de que andamos de "locas".

Abrir las piernas es un acto de amor... Sí, en primera instancia las mujeres abrimos las piernas cuando decidimos por amor, placer o mera autonomía vivir nuestra sexualidad. ¿Por qué eso se nos tiene que cuestionar y representar? ¿A qué hombre se le hace recuerdo de las posiciones sexuales que adoptó cuando sus actos generan consecuencias? A ninguno. Recordarle a una mujer que abrió las piernas es un intento de denigrarla.

Aquí abro un paréntesis porque quizá alguien me dirá: "muy bien, que las abra, pero que se cuide", y le doy la razón. Tampoco se trata de levantar carteles con orgullo como si el sexo no tuviese consecuencias.


pero NO PASA SOLO POR LA MUJER un embarazo no deseado o una enfermedad de transmisión sexual no viene por consecuencia de que una mujer "te" abra las piernas... Viene como consecuencia de que tanto tú como ella optaron por no cuidarse. Ella no es ni fuente exclusiva de vida ni foco de infección y tanto el varón como la mujer tienen su cuota en la procreación o cualquiera de los dos puede ser portador de enfermedades. Cierro paréntesis.

Abrir las piernas es, en muchos casos, abrirle el alma a tu compañero. Es abrirle las puertas a tu intimidad, más allá del espectáculo visual o físico, es unirse con el otro por un momento surreal o cuando menos sensorial. Es también un acto de amor con nosotras mismas. Hacer el amor es un derecho, una necesidad biológica y en fin... un don de la naturaleza que nos ha dotado de un pequeño órgano proveedor de placer con miles de terminaciones nerviosas al igual que el aparato masculino.

En segunda instancia está el acto de abrir las piernas para crear vida. No hay mujer en el mundo que haya procreado sin abrir las piernas. Tanto aquellas que resultaron embarazadas por una relación sexual convencional, como aquellas que optaron por tratamientos de fertilización... ¡abrieron las piernas! Y es que "sentimos" mucho que les disguste la idea, pero esa es la única vía de acceso hacía nuestro aparato reproductor.

En tercera instancia está el momento cumbre, el más doloroso, dramático y probablemente el más amoroso en la vida de una mujer... cuando abre las piernas para parir a sus hijos. Ese es el momento más vulnerable en tu vida, estás desnuda ante varios ojos y quizá no te importa porque el dolor y la angustia de que todo termine bien es más grande... Ese es no sólo un acto de amor, sino casi de heroísmo.

Por eso reivindicó ese acto. Abrir las piernas ya sea por placer, procreación o amor es un acto digno, natural y común. Por supuesto eso no significa que de hoy en adelante andaré con un cartel o publicando con el hashtag #YoTambiénAbríLasPiernas, no lo haría porque lamentablemente en el imaginario colectivo esa expresión raya en la vulgaridad y se usa como insulto.

De todas maneras sería bueno que antes de recordarle a una mujer que "antes de abrir las piernas", "así como abriste las piernas" o "ya que te gusta abrir las piernas", recuerdes que seguramente para que tú estés en el mundo alguien también abrió las piernas.

viernes, 25 de mayo de 2018

Carta a Evo sobre su Palacio

Señor presidente:

En un viejo texto titulado "Consejos de Martín Fierro a sus hijos" existe una parte que habla acerca de la vergüenza y esta señala: "Muchas cosas pierde el hombre, que a veces las vuelve a encontrar, pero les debo enseñar, y es bueno que lo recuerden, si la vergüenza se pierde jamás se la vuelve a encontrar". A este punto, señor presidente, me parece que usted y sus colaboradores ya han perdido la vergüenza. Ya ni siquiera se sonrojan cuando nos presentan una suit cinco estrellas construida dentro de un Palacio para que usted pueda descansar sumergido en un jacuzzi o si prefiere en un sauna. Ya no les importa la impotencia del pueblo, ni las críticas... ni nada.

No es, señor presidente, que nosotros quienes observamos este proyecto, no queremos que usted goce de todas las comodidades. Pero con casi una década y media en el poder seguramente algo de dinero habrá ahorrado y podría usted con sus propios recursos construir una suit con esas características sin insultar de esta manera al pueblo que cada día se "bate" para sobrevivir.

Hace pocos días un enfermo se suicidó en pleno hospital ante la vista horrorizada de otros pacientes. ¿Se ha preguntado usted cuánto tiene que sufrir un enfermo en nuestros hospitales para tomar tal decisión? No... no se lo ha preguntado porque hace mucho tiempo usted ya no se pregunta nada con autocrítica.

Solo más preocupante que usted protagonizado este insulto a su país, son sus colaboradores que aplauden cuanta ocurrencia tenga usted sin importar cuán descabellada sea. ¿Hay uno, UNO, que le diga "presidente esto no es correcto"? No hay ninguno, porque como usted mismo lo dijo, con hastío de su propio círculo, está rodeado de gente que le aplaude todo. Usted los llamó "chupatetillas".

¿Usted recuerda a un tal prefecto que, seguramente cuando usted era un modesto ciudadano, construyó una lujosa habitación en plena prefectura? ¿No se sintió indignado ante este abuso? Seguramente sí, porque fue en su gestión de gobierno en la que se conminó a la ex autoridad a resarcir el daño económico de aquella obra de beneficio personal. ¿Tan pronto se olvidó de aquello, presidente?

Es una utopía pensar que usted va a reflexionar... pero ojalá algún día, lejos de este frenesí que le provoca el poder, pueda recordar este capítulo de su vida y del país y sienta vergüenza... Quizá con suerte se la puede recuperar y podemos contradecir a Fierro.

Claudia Campanini
Foto: Periódico Cambio