miércoles, 23 de diciembre de 2020

El año del murciélago


 Año del murciélago 

Como todos los años, el 31 de diciembre de 2019, muchos de nosotros levantábamos nuestras copas y nos propusimos ser más productivos el nuevo año. Concluir esa carrera, aprender ese idioma, cerrar pendientes, ahorrar, iniciar la dieta y, en fin. Nuestra lista, sinceramente era muy parecida a la de diciembre anterior, pero estábamos convencidos de que ¡esta vez sí era en serio! ¿Y cómo no? Habíamos comido las 12 uvas con fe, contamos dinero e hicimos todo lo que la tradición señala en la noche en que la voluntad se vuelve más férrea que nunca. No faltaron quienes tenían presente, además, que en pocos días sería el Año Nuevo chino, que esta vez traía la astucia de la rata. 

Sin embargo; el murciélago le robó todo el protagonismo al roedor (y a los presagios chinos también) y todo se vino abajo. El mamífero quedó investigado como primer sospechoso de poner al mundo de cabeza, a pesar de que fue el hombre, invasivo como de costumbre, el que irrumpió en su hábitat. Ni hablar de nuestros planes, que en muchos casos murieron por inercia en las cuatro paredes de encierro en nuestras cuarentenas infinitas, (claro que seguramente hubo, por el contrario, quien aprovechó su tiempo y la crisis lo hizo más productivo). 

El COVID-19 era al principio una de esas noticias insólitas que llegan del otro lado del mundo y que siembran más dudas que certezas; y en muchos casos la simple negación humana de que «no puede ser cierto». Luego vimos que sí era, cuando «ciudadanos remotos» enfermaban o morían. Después se instaló en nuestros países, enfermó a nuestros connacionales, luego al vecino Juan, al poco tiempo se acercó a nuestros familiares y de un momento a otro los números tuvieron caras ¡y eran los nuestros! Nos vimos despidiendo a colegas, amigos, amores o padres. El virus nos estaba hiriendo a todos.

Estamos muy cerca de concluir un año histórico en el que hemos perdido a más de un millón y medio de habitantes en nuestro planeta, y en el que para muchos su mundo personal se ha visto deshabitado, porque las personas que amaban están contabilizadas dentro de ese número. ¿Nos deja acaso algo bueno este virus que se nos ha instalado en el alma? De momento, el hecho que al menos yo que escribo esto, y usted que lee, hemos sobrevivido, aunque un poco rotos tal vez, al implacable 2020 y de paso; que muchos hemos tomado conciencia de la finitud del ser y quizá eso nos enseñe a valorar la propia vida y la del otro.

¿Levantaremos nuestras copas a fin de año? Es posible que sí. Aunque ya con otras motivaciones y sentimientos. Quizá brindemos por los que se fueron, por los que quedamos y por una vez cambiaremos nuestros propósitos. El más importante de ellos: vivir.



Claudia Campanini.

sábado, 24 de octubre de 2020

¿Quién se cansa?

Un día como hoy, hace exactamente un año, el país estaba convulsionado. ¿Evo de nuevo?, preguntaba una jovencita cubierta con la tricolor ¡Huevo, carajo!, le respondían sus compañeros de lucha, que con los días sumaron millones por todo el país. Para ellos, para los que estuvieron en las calles, fueron 21 días de cocinarse bajo un inclemente sol durante el día y cuidar la casa durante noche. Dormir nada, comer poco, ser apedreados por el bando contrario, ante la mirada impasible de la policia, al menos al inicio. 21 días, en fin, de sufrir una herida colectiva y defender su voto con todo lo que poseían, que eran diez metros de pitas, un par de llantas y mucho enojo. 

Los políticos, pocos días después, se reunieron "para buscar soluciones". En esa situación extrema no había ego que valga. Todos reunidos pidieron a la población no bajar los brazos ¡Sigan luchando!, pedían a los movilizados mientras ellos mostraban la unidad que la mitad del país TANTO les había  pedido antes de aquella elección, y que ellos no fueron capaces de ofrecer.

Durante 21 días la mitad del país arriesgó cuanto pudo y más. A la noche, ya en casa lloraban de  incertidumbre y de cansancio, aunque al día siguiente cobraban fuerza y advertían de nuevo que "¡Nadie se cansa!".

¿Y hoy, quién se cansa? 

Un año después de aquello puedo decir, (y disculpen si me equivoco) que se cansa el traicionado, se cansa el usado, se cansa el desprotegido. 

El desgaste del boliviano (no masista) ha sido inmenso. Inició desde el momento mismo que los protagonistas empezaron a anotarse en la lista de candidatos ¡porque querían la silla! "Yo no quiero, me lo exigen" decían los obligados a pugnar por el poder. 

El desgaste del boliviano (no masista) continuó cuando la presidenta de transición, cuya única función era convocar a elecciones limpias, se dedicó a hacer campaña en todo momento, porque, claro, ella también se había puesto en carrera.

El desgaste del boliviano (no masista) se agravó con cada caso de corrupción del Gobierno transitorio, por ejemplo, con el fraudulento contrato de compra de respiradores; mientras tanto, los movimientos sociales afines al MAS ¡bloqueban el paso del oxígeno! De forma literal ¡el pueblo se asfixiaba!

Y finalmente el desgaste del boliviano (no masista) alcanza su punto más crítico cuando lo pone en vilo nada más y nada menos que Luis Fernando Camacho, a quienes sus hombres llaman, como reverencia "El Libertador", sí, porque nos encantan los caudillos. Así el país quedó dividido en tres. 

Ante tantos desaciertos el MAS ha vuelto con todo. De los 21 días nos quedarán fotos, un libro y una canción. ¿Quién se rinde? Muchos creo, pero no ante el MAS, partido que hay que admitir HA GANADO y ojalá gobiernen lo mejor posible. Esa no es la derrota, la verdadera derrota es que los políticos hayan tomado en sus manos la pitita que unió al país y lo hayan estrangulado con todas las fuerzas de sus manos y de sus ambiciones. ¿Y aún peor? Que lo volverían a  hacer.

viernes, 11 de septiembre de 2020

El mundo de las voces

Hace algún tiempo me topé con un video de un hombre que no conocía, pero apenas lo escuché mi corazón se estrujó y sentí un repentino afecto por él. Se trataba de Francisco Colmenero, actor de voz mexicano, quien le dio vida a decenas de personajes infantiles de Disney. A través de sus limpias cuerdas vocales, protagonistas de cuentos infantiles, superhéroes y villanos cobraron vida, en nuestro idioma. Se estrujó mi corazón porque con su voz vinieron a mí recuerdos de mi infancia, de mis hermanos, el chocolate con pan de la tarde y la única televisión de entonces, causante de peleas y acuerdos entre nosotros.


Recuerdo que algunos años atrás la Cinemateca Boliviana invitó a una noche de proyección de publicidades de los 80, 90 y 2000. Los nostálgicos se dieron cita para escuchar las voces que los devolverían a la casa de la niñez al revivir el comercial que en su momento era quizá tedioso, pero ahora atesora melancolías. Por eso la publicidad pasada es una joya.

El periodista boliviano Mario Espinoza tiene un archivo bastante interesante de propagandas electorales de finales de los ochenta y principios de los noventa. Tan bonito es escucharlas que hasta se olvida uno para quienes estuvieron inspiradas; es el caso de "Mi General", himno que logró posicionar al tal general a pesar de su oscuro pasado político durante la dictadura, hablo de Banzer Suárez. El spot "El MIR es la esperanza" también es una mina de memorias. Y es bonito escucharlas, no por aquellos presidenciables, claro, sino porque te transportan a otra época 

Hay pocas maneras de atrapar al tiempo y son todas ellas sensitivas. El olfato, el gusto, y el oído, son, por excelencia, cómplices de la memoria y se rebelan al olvido. Los desafío a oler el perfume de un viejo amor sin aterrizar involuntariamente en algún momento compartido, como si de un forzado viaje al pasado se tratara; o que cuando encuentren por casualidad el mismo sabor del arroz que hacía su madre no recuerden su hogar, o tal vez, cuando estén en algún lugar y suene de pronto una canción que marcó un momento importante no los invada el mismo sentimiento de entonces. La memoria tiene aliados, y los tiene porque los necesita. Y como todo tiene una de cal y una de arena, habrá, seguramente, olores, sabores y sonidos que no podemos tolerar, porque, con la misma fuerza, nos traen malos recuerdos. 

Cuando volví a escuchar hace poco la publicidad de El Teleférico, cuyo locutor decía "El Alto y La Paz se unen en una nueva cultura", recordé incluso donde estaba sentada y que tenía frío cuando la escuché una vez, de aquellas tantas, cuando el spot formaba parte de las tandas publicitarias. Recordé mi ciudad, mi país y en especial la sensación misma de ese tiempo. Fue un grato recuerdo.

El mundo de las voces es extraño. Es un mundo ciego, y como la vista es un gran distractor, cuando uno solo oye, la experiencia es mucho más íntima. Quizá por eso atesoramos las voces y los mensajes de quienes nos han hablado directamente, tan directamente, que no hizo falta que nos miraran. Somos capaces de reconocer voces de rostros que no conocemos y hasta darles o negarles afecto y significados. Los locutores que a lo largo de los años nos hablaron al oído han creado una suerte de relación con nostros y con nuestras vivencias, sus voces son sonidos que nos recordarán momentos vividos y también a personas que pasaron por esos periodos. 

La publicidad de "Hoy vienen tus suegros a cenar" de ceras "Lorito" me trae mucho recuerdo a mi madre cuando invadíamos su cama para ver la novela de la noche, (exacto, en su dormitorio estaba la televisión de la discordia y una cama capaz de resistirnos). "Cuando usted vea la palabra Goodyear, piense en Serviteca", conminaba una voz y hasta el día de hoy, y han pasado más de 25 años, relaciono una palabra con la otra y además de viene el recuerdo vívido de María quién ayudó a mi madre con nuestra crianza cuando ella trabajaba. Cuando alguna vez la nostalgia por mi país me lleva a ver el noticiero meridiano (y claro, de la Red Uno, como conducta refleja) esa voz... aquella voz me recuerda a una década de vida. "En seguida volvemos con Notivisión" reza y mientras tanto yo me deslizo a casa.

"Se apagó la voz de Jesús Rodríguez", dijeron muchos, hace siete días cuando Bolivia perdía una de las voces más amadas que poseía. Pero la voz de Jesús no se apagó... Solo se fue a una breve pausa. Al igual que con el perfume, el arroz o la canción los desafío a en unos años escuchar algún audio suyo y no recrear dentro de ustedes todo un mundo de recuerdos que ha germinado hasta hoy. Como la mente traiciona es posible que entonces no recuerden exactamente a Jesús, pero él les recordará a ustedes mismos, en otras etapas de sus vidas.

El mundo de las voces es eso. Es un mundo lleno de impresores de nostalgias, aunque ellos mismos pasen a segundo plano, porque cuando uno los oye, escucha solo el presente y cuando uno los escucha de nuevo oye el profundo llamado del recuerdo. 

En memoria de Jesús Rodríguez.


miércoles, 26 de agosto de 2020

Éxodo venezolano

Texto correspondiente al 26 de agosto de 2018, publicado en mi Facebook.

Sobre el #ÉxodoVenezolano y el feminismo selectivo de nuestras autoridades:

En Bolivia tenemos un equipo de ministras senadoras y diputadas feministas. Bueno... son feministas según la situación. Lo son cuando algún opositor las cuestiona o las increpa. Lo son si algún medio "mete la pata" y se manda un chiste machista (como en el caso de las "malcogidas")... Lo fueron para defender la legalización del aborto en Bolivia... y lo son para denunciar "violencia política" si alguien las critica. Sin embargo no lo son cuando los chistes groseros vienen del propio presidente. No lo son cuando el primer mandatario banaliza sobre el tema del embarazo, como que hay chicas que le piden que les haga un hijo, y no lo son cuando la violencia política se da desde sus filas.

Hace algún tiempo el presidente de Venezuela Nicolás Maduro denunciaba un intento de golpe de Estado en su país. La diputada Gabriela Montaño fue una de las primeras en manifestarle su apoyo y como ella otras mujeres oficialistas...

Yo me pregunto: ¿sabrán estas nuestras autoridades feministas el drama absoluto que está viviendo la mujer venezolana? En Colombia el 99% de las mujeres extranjeras que se están prostituyendo en plena capital son venezolanas. Son novatas en el negocio... muchas de ellas son profesionales y alguna vez ocuparon puestos importantes. El hambre, la crisis y quizá a muchas la maternidad les ha obligado a vender su cuerpo. ¿Qué gobierno tiene el derecho de humillar a ese punto a las mujeres y obligarles a admitir sudores extraños sobre sus cuerpos para no morir de hambre y mantener a sus hijos?

¿Sabrán las mujeres al poder en nuestro país que los niños venezolanos están siendo blanco de exploradores sexuales? (Informe de Aldeas SOS Colombia).

¿Sabrán nuestras autoridades mujeres que cada día miles de madres están abandonando al sus hijos para cruzar la frontera más próxima en busca de garantizar la sobrevivencia de sus vástagos?

¿Sabrán nuestras honorables que cotidianamente mujeres están caminando interminables kilómetros, muchas de ellas con sus hijos a cuestas, a menos de 5 grados para buscar una mejor vida?

¿Se habrán enterado nuestras feministas al mando que las parturientas tienen que conseguir hasta sets de cesáreas y partos porque los hospitales venezolanos no tienen ni equipos ni insumos?

¿Sabrán... en fin... del dolor inmenso de tener que disgregar a tu familia y enviar a cada miembro a su suerte a diferentes países?

¿Cómo nuestras autoridades "feministas" se conduelen con Maduro y ni una palabra sobre el calvario de nuestras congéneres venezolanas?






Claudia Campanini

sábado, 22 de agosto de 2020

40 y 20

"40 y 20... Toma mi mano, camina conmigo mirando de frente", cantaba un enamorado José José a una mujer que, en su ficción o realidad, tenía la mitad de sus años.

Antes de continuar quiero aclarar que no formo parte de este silencio cómplice que han formado varias mujeres en torno a Morales. Desde mi cuenta de Twitter lo he estado cuestionando a él y a ellas, a las feministas del siglo XXI, que en nuestro país han cerrado filas para no tocar a Evo en su crítica. Cuestionan que se haya mostrado a la niña, (hoy mujer), cuestionan al mensajero, cuestionan la calidad del mensaje, cuestionan al medio que publica la investigación, pero del protagonista de ese mensaje "Evo habría tenido una novia de 14 años", dicen poco o nada.


Mejor dicho sí dicen, dicen que "es una hipocresía que nos jalemos los pelos cuando los hombres han deseado seguramente a una jovencita en algún momento de su vida y que seguramente alguna vez de jovencitas nos pudimos enamorar de alguna persona mayor". Recurren entonces al discurso de que los que critican hoy son hipócritas, tienen doble moral, "Ay, que moralistas", se burlan y un largo etcétera para descalificar el escándalo que se alza en torno al exmandatario.

En algo tienen razón..  en que claro que a lo largo de la historia hubo muchos casos de diferencias de años en las atracciones sexuales, eso es innegable. Yo misma no podría escandalizarme de aquello porque me he enamorado de hombres mayores que yo. Alguno casi me dobló la edad (yo ya era mayor de edad, claro) y mi esposo me lleva 14 años. Pero, ¿esa es la discusión? No es esta una sociedad que se escandaliza ante una diferencia de edad en las conformaciones de parejas. No he visto a nadie alzar el grito al cielo por la pareja que García Linera conformó con Claudia Fernández y no tendría por qué, al haber sido ella una mujer hecha y derecha, adulta... mayor de edad.

El escándalo no es por lo tanto qué edad han tenido nuestros amantes o nuestras parejas ¿Eso a quien tendría que importarle? No es un tema de falsas moralidades. El escándalo aquí ¡Y no desviemos! Es que la mujer que, según la denuncia, eligió Morales para que sea su pareja, no era una mujer, ¡era una niña! El escándalo está cuando la más joven de la relación tuvo 14 años cuando Evo la eligió.

¿Qué significan 14 años? Seguro un psicólogo lo puede explicar mejor, pero a los 14 años no tienes ni la madurez física, ni la madurez emocional para encarar una relación sexual y mucho menos con un hombre que ha pasado el medio siglo. No hay donde perderse. ¡ES UN DELITO Y SE LLAMA ESTUPRO! Por eso este silencio feminista y peor aún el sarcasmo y desenfado con el que hoy responden es un insulto.

Hoy Noemí tiene 19 años. Es mayor de edad y si hoy la elegiría Morales ¡Y sobre todo ella a él!, no sería delito y muy poco se le podría reclamar. Aunque claro, no dejaría de ser grotesco. Porque 40 y 20 podría sonar todavía a una canción o un poema; 60 y 20 suena a vulneración.



Claudia Campanini.