jueves, 20 de abril de 2017

Camilo, "Fuiste tú"



Arjona es un tipo que despierta emociones. O lo amas o lo odias. Bueno, para no caer en extremos, o lo admiras o lo desprecias.

¿Por qué la gente te odia? Le preguntó prácticamente el periodista de CNN Camilo Egaña al guatemalteco, este martes. Casi, casi como el niño de tres años que es capaz de preguntarle a su abuela ¿por qué eres gorda? Sin filtro alguno.

La respuesta "arjonezca" esta vez no estuvo adornada por "las mesas", "las sillas" o "las luces de neón" que lo circundaban. Se enojó. Y no hubo halago ni zalamería que lo hiciera tornar en sí.

Falló el periodista. El mandato de que periodista debe preguntar lo que la otra persona no quiere que le pregunten, aplica en todos los casos, pero en contextos diferentes.

Yo también quisiera tener una respuesta "objetiva" de porqué mucha gente odia a Arjona... pero creo que esa pregunta no debería estar dirigida a él. A él le corresponde responder como lo procesa, como lo enfrenta o hasta qué cree que hay detrás... pero hasta ahí. Una respuesta bastaba para conocer su posición.

Lo cierto es que entrevistar a alguien nunca es sencillo. No conoces el carácter de la otra persona. Bien podría ser un tipo que se ría, como un tipo que se ofenda ante un abordaje. Sea cual sea el caso, no se debería abusar de insistir en preguntas incómodas cuando de preguntas personales se trata. Todos estamos en nuestro derecho de abrir o cerrar nuestra intimidad.

El periodista sí se preparó. No estaba improvisando, a pesar de que en algún momento entró en pánico. Sin embargo, el problema de la "sobre elaboración" de una entrevista es que si tú vas con todas tus preguntas, formuladas... ya tienes una idea "preconcebida" del asunto y refritas lo que ya está cocinado, en este caso: "la gente odia a Arjona". Muchas veces es una respuesta la que genera la mejor pregunta y en consecuencia, la mejor entrevista.

Por otra parte, el periodista que goza de un espacio público debe guardarse sus creencias y certezas al momento de ejercer. No vas como "fan" ni vas como detractor a hacer una entrevista a un artista, vas como periodista. No vas como practicante o hereje a una misa, vas como periodista.

Arjona es un caso mítico. Entre su "Animal Nocturno" y su "Circo Soledad" hay 24 años de diferencia. 24 años en los que protagonizó escándalos familiares, escribió mil canciones y cambió de opinión muchas veces. Es  difícil creer que el autor que escribió "Jesús es Verbo y no sustantivo", es el mismo que años más tarde le diría a Jesús con actitud desafiante que "si estaba ahí aparezca", cuando produjo "Quiero". Es el tipo que criticó la "inmoralidad" de mujer infiel en "Del otro lado del Sol" y luego fungió de amante en "Duele verte". Es el que cantaba a un "Vientre de cuna" y a la mujer de la cocina y hoy le canta "Ella" a la mujer liberada... Arjona cambió al son de los tiempos. ¡Había tantas cosas que preguntarle!

Pero en fin, el espacio de Egaña fue como el noticiero de la mañana, de Arjona, "el único que dice lo que le da la gana"... O al menos, lo que le da la gana al presentador. Queda como lección que "aquí no es bueno el que adula, sino el que no jode, acuérdese".

Texto: Claudia Campanini
Fuente: CNN en Español - Entrevista de Camilo Egaña a Ricardo Arjona 

miércoles, 12 de abril de 2017

Aborto a las 22 semanas, un extremo.



El bebé de la foto que ilustra este post es de exactamente 22 semanas. Es una foto publicada por el portal Embarazo y Fertilidad.

22 semanas de embarazo son más de cinco meses de gestación. El bebé mide aproximadamente 27 centímetros y pesa cerca de una libra. Es la recta final del segundo trimestre. Ya se encuentra perfectamente formado, en dos semanas más podría nacer y sobrevivir.

El proyecto de ley de la despenalización del aborto en Bolivia se plantea como un tema de Salud Pública. Una vez aprobada la norma, la interrupción del embarazo se podría realizar hasta las ocho semanas de gestación; Y en casos extremos, como violación, incesto o incompatibilidad con la vida, se podría proceder con la interrupción del embarazo en cualquier momento.

Mi sentido de amplitud puede entender este planteamiento hasta aquí. Sin embargo, no pude evitar sorprenderme cuando este martes colectivos pro despenalización pidieron ampliar el margen de realización de un aborto hasta las 22 semanas de gestación, sin causales. Es decir, en cualquier caso.

Éste es uno de los mejores ejemplos donde un paradigma entra en contradicción consigo mismo. La defensa de la vida en este caso se roza con la muerte, se toca con ella, se mira y negocia.   

Se ha dicho que entre más desarrollado es un país menos restricciones tiene para la realización del aborto. Sin embargo, si vamos a tomar el ejemplo de países desarrollados, en este tema, veamos que los que han legislado a favor del aborto han puesto como límite de tiempo para la práctica no pasar el primer trimestre de gestación. Es el caso de Alemania y Francia donde el aborto puede realizarse hasta la semana 12. En España la intervención es permitida hasta la semana 14, y a su vez Italia ha puesto como margen los primeros 90 días. Estados Unidos es la excepción, permite la interrupción sin limite de tiempo.

El aborto a las semanas 22 y 24 existe en los países mencionados, pero únicamente en casos en los que se constatan mal formaciones o patologías incompatibles con la vida.

¿Qué siente un bebé cuando es abortado a las 22 semanas? La respuesta a esta pregunta es tan amplia como son las posturas ante el aborto y las hay para "toda conveniencia". Hay quienes afirman que los bebés sufren un dolor indescriptible durante la intervención; Como quienes aseguran que los bebés no sienten nada aún. Los neutrales dicen que al momento no se puede confirmar o descartar científicamente un sufrimiento fetal durante el aborto. Esto por el simple hecho de que el bebé aún no puede comunicar sus sensaciones, pero proponen que la posibilidad de dolor, existe y podría estar presente desde la semana 20.

Las activistas argumentan que la OMS avala el aborto incluso hasta más de 24 semanas, y eso es cierto, o al menos, da todos los procedimientos médicos para una intervención a esas alturas del embarazo. El documento se enfoca sólo en la vida de la mamá; El concebido y sus posibles respuestas no son mencionados.

Es un hecho, los derechos del no nacido no existen, porque a ellos ni siquiera se los menciona, porque en un aborto no se les aplica anestesia aunque exista la posibilidad de que sientan dolor, porque ellos no tienen representantes sobrevivientes.

La semana 22 del embarazo es más de la mitad del camino. Es el momento en que un ser humano en minuatura, pero con todo su cuerpo formado, está iniciando a comunicarse con su madre. Sí, justamente en esta semana la madre empieza a sentir las patadas de su bebé en su prominenete abdomen. Arrancarlos del vientre materno a esta altura es, desde mi punto de vista, un acto de indolencia.

Es una verdadera ironía que la defensa de la vida tenga que ser antagonista de la defensa de la vida.

Texto: Claudia Campanini
Foto: Embarazo y Fertilidad.


domingo, 9 de abril de 2017

Contradicciones del ateísmo

Cuando uno no cree en la reencarnación, por ejemplo, no cree y punto. No es que dedica horas de su tiempo a hablar de ello, a pintar paredes o a pasearse por alguna plaza disfrazado de alguna deidad con cuatro brazos, para protestar contra sus teorías. No. Porque lo que "no existe", se ignora.

Cosa que no sucede con los ateos modernos y su lucha contra Dios, de quien niegan su existencia.

Este post habla sobre ellos... los ateos, pero antes de continuar quiero dejar sentado que no me refiero a todos, sino a tres tipos específicos: "Ateos activistas", "Ateos intelectuales", y "Antiteístas".

En el momento en que conoces a uno de estos ateos te dice su nombre y cuatro palabras después te dice que es ateo. Más o menos como si te diría: "Hola, soy Juan, soy ateo y quisiera charlarlo contigo". Pues, Juan, muy bien por ti, pero tal vez no me necesitas para reafirmarte.

Cuando veo a la activista María Galindo y su "altar blasfemo", empiezo a sospechar que Galindo cree en Dios, nada más que lo odia con fervor. Porque, vuelvo, si para ella no existe, entonces lo ignora y punto.

"Es que no es contra Dios", me dice mi amiga atea y feminista, "es contra el sistema religioso, patriarcal y machista". Y bien podría tener razón. Sin embargo, según un estudio realizado por la Universidad de Tenesse en 2013, alzar las banderas de las reivindicaciones femeninas, derechos de homosexuales, además de la protección del medio ambiente y animales suele ser una constante del "Ateo activista" para poner en debate (de nuevo) la existencia de Dios.

Movimiento que resulta contradictorio, pues si bien inicia reclamando integración para "grupos vulnerables" y denunciando discriminación, termina creando en muchas ocasiones discriminación, fobia y odio contra el creyente que pueden derivar en violencia y marginación. 

Otro tipo de ateos son los "Intelectuales". Se trata de aquellos que buscan, de manera casi obsesiva, generar debates religiosos. Parecen estar en  una suerte de "cruzada no evangélica". Al igual que los Testigos de Jehová van puerta por puerta para convencernos, ellos van post por post, página por página y charla por charla para igualmente convencer. Este tipo de ateo está presente con sus comentarios en todos los sitios de Internet donde se hable de Dios.

De repente se convierten en lo que juzgaban: predicadores que aprovechan la primera ocasión. Y son incluso más determinados que el creyente. Un cristiano promedio se acuerda fervientemente de Dios en Navidad y Semana Santa. Este tipo de ateo en cambio lo piensa casi todo el año.

Otro tipo es el "Antiteista", este ateo usa como su arma "la superioridad intelectual". La estrategia de este grupo es que cuestiones tu propio intelecto: si no crees en Dios eres "inteligente, fuerte, y conocedor", si en cambio te consideras creyente eres "estúpido, débil e ignorante". Esto, desde mi punto de vista, es también contradictorio. Inteligencia se necesita para comprender las diferentes culturas del mundo, sus religiones y desarrollar habilidades sociales para tolerar a todos sus miembros.

Convengamos en que los ateos no creen en Dios, pero a pesar de ello necesitan hablar constantemente de su figura. En su intento de odiar a la religión han adoptado casi todos sus hábitos. Se reúnen, te abordan, te quieren "convertir". Si unos quieren salvar tu alma, ellos prometen la redención de tu mente.

Definitivamente, el hombre necesita creer en algo y vivir en función de ello. En el caso del ateo, necesita creer que Dios no existe. En conclusión: la vida entera gira en torno a Dios, sea para anunciar su existencia, como para anunciar su inexistencia.

Fuente: CNN en Español - Tipos de ateos 
Texto: Claudia Campanini
Foto: Pixabay



domingo, 2 de abril de 2017

Nuestra ambigua relación con Argentina

Lo irónico del "Lamento boliviano" es que suele terminar cuando enfrentamos a Argentina en la cancha. Y fueron, precisamente, dos compositores argentinos quienes acuñaron esta expresión en 1984. El dicho "lamento boliviano" se usaría, en adelante, para hacer referencia a nuestros pesares futboleros. Aunque son varias las interpretaciones del verdadero significado de esta locución.

Ganarle a Argentina tiene un gusto especial. En la algarabía colectiva parece ser que no sólo se celebra el triunfo de Bolivia, sino también, la derrota Argentina... ¿Pero por qué ese placer de ver caer a nuestro hermano Albiceleste? Muchas podrían ser las explicaciones, y posiblemente, van más allá de la cancha.

Bolivia y Argentina comparten 773 kilómetros de frontera, mismos que en lugar de significar una "hermandad" entre habitantes han generado roces entre ellos, al punto que no faltó quien propanga la construcción de un muro. Los argentinos y los bolivianos se conocen de cerca y en consecuencia, cada uno se da la licencia de calificar al otro según su experiencia.

El primer tipo de relación entre bolivianos y argentinos, es por lo tanto, la Migración:

En Argentina habitan algo más de 1,2 millones de bolivianos legales y casi un millón de indocumentados. No es noticia que nuestros compatriotas no viven en las mejores condiciones en suelo platense. Reportes de prensa dan cuenta que nuestros connacionales soportan explotación y discriminación a diario.

Sin embargo, no debería ser novedad tampoco que en muchos casos el explotador del boliviano es otro boliviano... Sí, pero es un boliviano que se asume ya extranjero.

Lo que si parece ser novedad es que en Bolivia también hay una gran cantidad de argentinos trabajando, 45.424 con exactitud, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones. Son en consecuencia, la mayor cantidad de extranjeros en territorio nacional, aunque probablemente en condiciones mucho más dignas que nuestros compatriotas en el país del sur.

Otros tantos no están contabilizados porque ingresan con estatus de turistas (con visitantes de otros países también) y se quedan unos cuantos meses, animando alguna esquina con diferentes habilidades. Son malabaristas.

En resumen: nosotros estamos allá y ellos están aquí.

El segundo tipo de "relación" entre bolivianos y argentinos sucede por los "lazos" que tienden los medios de comunicación a través del fútbol y el espectáculo. Es indirecta.

En este punto, en cuanto a nosotros concierne, nuestra relación con Argentina es ambigua. La simpatía se nos convierte en antipatía y la antipatía en simpatía.

Decimos que "no los toleramos", pero ahí nos tienen consumiendo su producción televisiva y reproduciendo sus formatos. Decimos que son "arrogantes", pero ahí nos tienen, reciclando todos sus estribillos para hinchar por nuestros equipos. Decimos que "ya no soportamos" sus transmisiones deportivas por el tono del relato. Y ahí tienen a algunos de nuestros locutores que desarrollaron similar acento, (con la excepción de quien no lo hace y con el que es realmente extrajero).

En cierto punto se nos confunde el hartazgo con la admiración. Estamos "hartos" de su protagonismo, decimos, y ahí nos ven, esperando a Messi en los recovecos del Estadio, aguardando a Tinelli en el Aeropuerto o, si alguno es católico, orgulloso por el Papa latino, sí, también argentino. Hay que admitir, que después de todo, los tres mencionados son personalidades y seguirlos o no es decisión de cada uno.

En realidad, no está "mal" optar por el mercado argentino en la industria del entretenimiento o el fútbol. Por años hemos consumido producción mexicana, o hay quien es afín a algún equipo europeo. El problema está cuando empezamos perder la identidad en el camino. Tal vez el problema de la cierta enemistad que percibe el boliviano no es el argentino en sí, sino es el nacional que intenta copiarlo, sin éxito.

El argentino no es malo. El boliviano tampoco lo es. Simplemente los han dividido fronteras sociales y culturales que la migración y el fútbol refriegan. Una cosa tienen en común ambos. El argentino en grupo es mordaz; El boliviano en masa es agresivo. Sin embargo, un argentino solo, es una persona solidaria y querendona; Un boliviano solo, es amable como ninguno y hospitalario.

El argentino no odia al boliviano, sólo que el argentino ama demasiado al argentino. El boliviano no odia al argentino, simplemente no ama demasiado al boliviano.

Eso sí... si sólo de fútbol hablamos, ganarle a Argentina tiene un gusto especial. Porque a pesar que nuestro rival de turno tiene un enorme aparato futbolístico, que incluye poderosos medios de comunicación y los jugadores mejor cotizados en el mercado europeo; Por alguna paradoja del destino (que no es la altura, precisamente, porque en esta altura otras selecciones nos ganan) este gigante tiende a caer. Cae ante un país cuyo fútbol no termina de emerger y que nos ha significado más tristezas que alegrías. Por eso no deja de sonar interesante decir, de vez en cuando: David, dos; Goliat, cero. 


Texto: Claudia Campanini
Foto: Pedro Laguna



Nota: Se utiliza la forma "el boliviano", "el argentino" como una cuestión simbólica.